Caja Madrid prometió a sus clientes recomprarles las preferentes en 7 días

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Los empleados de Caja Madrid que en 2009 vendieron participaciones preferentes debían comunicar a sus clientes que, en caso de necesitar el dinero, la entidad les recompararía los títulos «en un plazo máximo de 7 días hábiles».

EFE
Jueves, 10 de Octubre de 2013
 

Esa es la respuesta a la pregunta «¿Qué pasa si necesito mi dinero?» que figura en el argumentario comercial distribuido por la caja en su red de oficinas, un documento que no debía estar «a la vista de los clientes» dadas las limitaciones impuestas por la CNMV a la publicidad de este tipo de emisiones.

Dos versiones de ese argumentario -la provisional y la final- y un documento de estrategia comercial constan ya en la causa que instruye el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, después de haber sido aportadas a la misma por el colectivo 15mPaRato, que ejerce la acusación en ese procedimiento.

Tras señalar que las preferentes cotizarían en el mercado de renta fija AIAF y que Caja Madrid suscribiría «un contrato de liquidez con una o varias entidades», se añadía que existiría «un mercado secundario en la propia entidad», comprometiéndose a recomprar los títulos «en un plazo máximo de 7 días hábiles».

La caja advertía de que la recompra se efectuaría «a precio de mercado, que podrá ser mayor o menor que el precio de adquisición».

En el documento de estrategia comercial, correspondiente a la zona de Toledo, se fijaban objetivos para la colocación de preferentes: 50.000 euros diarios las oficinas grandes, 35.000 euros diarios las medianas y 25.000 euros diarios las pequeñas.

La emisión, de 3.000 millones de euros, ofrecía una rentabilidad del 7 % nominal anual fijo durante los cinco primeros años y el euríbor a tres meses más el 4,75 % a partir de entonces.

«Una gran oportunidad para todos aquellos clientes que deseen obtener durante un amplio plazo de tiempo un rendimiento muy atractivo», señala el argumentario, que plantea como una posible pregunta de los compradores la de «Si es tan seguro, ¿por qué me pagan más de lo habitual?».

Los empleados de Caja Madrid debían responder que al no tener «vencimiento definido» -el documento evita la palabra «perpetuo»- y estar vinculados a la obtención de beneficios distribuibles «deben remunerarse mejor que otros pasivos de las entidades».

El argumentario también preparaba a los empleados de la caja para el caso de que alguien les mostrara su preocupación por la bajada de calificación o rating de Caja Madrid.

«El sistema financiero español destaca sobre todos los demás por su solidez y solvencia, y dentro del sistema español Caja Madrid ocupa una posición destacada», debía ser la respuesta, en la que había que incluir el comentario de que «todo tipo de emisores» habían visto rebajada su calificación ante «la evolución de los mercados internacionales».

Si la pregunta era por las garantías de la emisión, debían admitir que no estaba cubierta por el Fondo de Garantía de Depósitos, pero que contaba «con la garantía 100 % de Caja Madrid».

Los documentos aportados a la causa señalaban que la emisión de preferentes era «vital para la entidad» y pedían la implicación de todos los trabajadores de la caja: «Todos debemos participar en la venta activa».

La estrategia diseñada por Caja Madrid implicaba contactar con todos los clientes posibles, incluidos los que ya poseían preferentes de la emisión de 2004, pese a que ésta tenía una rentabilidad menor y la entidad no preveía amortizar esos títulos. EFE

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