El TS revisa el 8 de mayo la condena a 54 años de cárcel a un etarra por colocar una bomba en una sede de Iberdrola

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El coche-bomba tenía la leyenda ‘Comeros esta, cabrones’ y un sistema trampa preparado para estallar cuando los artificieros lo manipularan

18/04/2013

El Tribunal Supremo revisará el próximo día 8 de mayo la condena a 54 años de cárcel que fue impuesta al etarra Jon Kepa Preciado por la colocación el 1 de julio de 2003 de un coche-bomba frente a la sede de la compañía Iberdrola en Bilbao. El artefacto, dotado de un sistema trampa preparado para estallar en el momento en que los artificieros lo manipularan, llevaba la inscripción ‘Comeros esta, cabrones’.

La Sala de lo penal celebrará una vista pública para estudiar el recurso interpuesto por Preciado y dictar posteriormente una sentencia de la que será ponente el magistrado Luciano Varela, según informaron fuentes jurídicas.

La Audiencia Nacional consideró el pasado julio a Preciado culpable de la comisión de dos delitos asesinato terrorista en grado de tentativa (18 años), uno de estragos (12), robo con fuerza y falsedad en placas de matrícula (tres años por cada uno).

El tribunal consideró probado que el condenado sustrajo el automóvil utilizado en la acción junto a Eneko Aguirresarobe y Gorka Martínez en el aparcamiento de la playa de la Laga de la localidad de Ibarrangelua (Vizcaya) y participó en la fabricación del artefacto.

El sistema de activación trampa, dotado de una ampolla de mercurio preparada para hacer explotar la bomba en el momento en que fuera retirada por los agentes de explosivos, iba acompañado con un cartel con el texto ‘Comeros esta, cabrones’.

El explosivo portaba la inscripción ‘ETA’ y ‘Patxi, Ekain, Zigor y Urko’, en referencia a los cuatro miembros de ETA fallecidos cuando portaban un explosivo en el barrio bilbaíno de Bolueta en agosto de 2000.

NO LLEGÓ A EXPLOSIONAR

Según especificó la sentencia los textos «fueron confeccionados» por Preciado. La resolución añadía que sólo la labor de los dos efectivos de la Ertzaintza que lograron desactivar la bomba después de que los tres etarras dieran aviso al diario ‘Gara’, «frustró las criminales expectativas» del condenado. «Fue la impericia del acusado la que conllevó que no se produjera la deflagración», dicen los magistrados.

«Causas ajenas a la voluntad del procesado determinaron que el artefacto no explotara, arrebatando vidas humanas y causando graves daños patrimoniales», aseguraba la resolución.

Además de contar con la declaración policial de uno de los coimputados, Gorka Martínez, el tribunal tuvo en cuenta la presencia de la caligrafía de Preciado en las inscripciones colocadas en la bomba. Su letra fue comparada con una carta de amor que éste remitió a su novia Ziortza Fernández y en la que transcribía la letra de una canción de Alex Ubago.

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